sábado, 10 de febrero de 2018

LA LEYENDA DE LAS ÁNIMAS BENDITAS DE SAN ANTONIO

Desempolvo la pluma y la memoria para recuperar una historia que ya estuvo presente en nuestro antiguo blog:  Cádiz más cerquita que la mar y, lo hago, por convencimiento, aun sabiendo que lo que pasó pudo ser fruto de la casualidad o del pánico creado en una niña de 14 años y alejarse de lo que realmente parece.

En la Iglesia de San Antonio, encontramos en el pasillo que da entrada a la nave principal un cuadro negruzco en la pared que simboliza a las ánimas benditas del purgatorio. Son muchos los fieles que se paran allí para rezar por el descanso de las almas en pena que allí se encuentran a la vez que para pedir "favores" para mejorar sus vidas. Antiguamente todavía eran más los fieles, si hablamos de principios de los años 50, con una sociedad muy polarizada donde llevar un plato de comida a la mesa se antojaba una tarea casi imposible.

Nos situamos en una tarde de enero, de las que ya son oscuras apenas dando las 18 y 30 de la tarde. Desde por la mañana, una joven gaditana había sido contratada para trabajar, pero tenía un problema, la ausencia de un reloj despertador en su casa. La niña tenía miedo de llegar tarde al trabajo en su primer día laboral.

Una de sus amistades le recomendó rezarle al cuadro de las ánimas de San Antonio, diciendo que si le rezaba no iba a quedarse dormida, y así hizo la mozuela. Entro en la Iglesia miró al señor del Patio pidiéndole por su familia y se introdujo en el pasillo que da a la nave principal. Allí durante más de media hora sus plegarias y llantos fueron por su preocupación futura, encontrándose sola y secándose las lágrimas y con nerviosismo volvió a su casa en la calle General Luque.

La noche durmió a la chiquilla plácidamente, el sueño profundo la hizo verse trabajando y ayudando en una casa donde no sobraba precisamente el capital monetario.

En mitad de la noche,  la chiquilla sintió un balanceo sobre su cuerpo como si la estuvieran jalando desde varios puntos a la vez, sintió que se movía toda la cama, y su garganta se hizo sorda a la hora de gritar cautiva del pánico que se había apoderado de sus reacciones. El susto fue muy grande,  Casi sin aire miró el reloj que colgaba de la pared, eran las seis de la mañana. Las ánimas benditas del purgatorio habían cumplido su palabra.

Desde que conozco esta historia mi paso por el lugar donde se encuentra el cuadro se me hace un calvario, el pulso se me acelera y no paro de recordar el pánico vivido por esa joven chica, hoy mi madre en esa mañana que tenía pánico por quedarse dormida y no poder acudir al trabajo.

1 comentario:

  1. Las animas benditas, también rezan.
    Se comprenderá al llegar al final de este relato:
    https://hambashur.blogspot.com/2018/08/letanias-para-un-difunto.html

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