Después de la entrada sobre el Convento de los Descalzos, algunos gaditanos me pidieron que escribiera algo sobre la historia de otro convento desaparecido, en este caso del de las agustinas de la Candelaria. Lo titulo Monasterio porque así aparece en la publicación Paseo histórico-artístico por Cádiz de J.N.E por Buenaventura Hernández de 1843 que me sirve como fuente principal para describirlo.
La orden de las Agustinas Descalzas se establece en Cádiz en 1567 siendo en un principio sólo 12 mujeres en la parroquia del Rosario, teniendo que venir sus instructoras desde Jerez. Será en 1593 cuando se trasladen a la ermita de Nuestra Señora de la Candelaria, donde se adquieren las casas inmediatas para fabricar los dormitorios, inaugurándose el 29 de noviembre de 1593.
Esta pequeña ermita era propiedad de los moriscos y tras su expulsión quedó a merced del obispo Antonio Zapata. Durante el saqueo anglo-holandés de 1596 la ermita fue casi devastada, teniendo que refugiarse las agustinas en Sevilla y en Jerez. En ese saqueo la imagen de la Candelaria fue escondida en un pozo cuando ya estaba siendo pasto de las llamas. Durante tres años se creyó que la imagen había sido quemada pero, accidentalmente en 1599 un niño cayó al pozo y dijo que en el fondo una mujer le había ayudado a salir. Al vaciar el pozo se recuperó la imagen de la Virgen de Candelaria que permaneció hasta el fin del convento en sus dependencias.
Para recaudar fondos para el convento además de la limosna se situó en la entrada una imagen de Jesús niño en el acto de pedir limosna con la siguiente leyenda;
"¿Cómo el que hasta aquí llegó
sin dar limosna se va?
Sin duda no reparó
que es a mi madre a quien la dá
y quien la pide soy yo"
El monasterio se reedifica entre los años 1680 y 1690 y así es como lo describe la publicación antes mencionada: "La iglesia es de tres naves, la del centro grande y las laterales mui pequeñas y estrechas", sin dar una descripción del convento, aunque podemos apreciarlo en la maqueta de la ciudad que se conserva en el Museo de las Cortes de Cádiz.
Presta especial atención el autor de la obra al altar del Sagrario, donde se situaba la Cofrradía del Descendimiento con su misterio, del que dice que es de calidad el Cristo y no tanto las demás figuras. El Descendimiento es fundado por el niño Miguel de Omaña en 1670, niño que quedó impresionado con la talla de la Quinta Angustia de Sevilla, costeando su padre las figuras para Cádiz.
En el coro de las monjas, se situaba una imagen de Jesús de la Sentencia que se cree que es la que hoy se venera en la Merced y es titular de la cofradía del mismo nombre.
Sobre el derribo del convento y la creación de la actual plaza de Candelaria seremos escuetos. Un informe del ayuntamiento alertaba sobre la ruina en parte del mismo (no así de la Iglesia). En 1874 con Fermín Salvochea de alcalde se procedió al derribo no sin la protesta de muchos católicos, entre ellos de Emilio Castelar, que había nacido frente a él, y que curiosamente daría nombre a la plaza que nunca quiso en el solar del convento.