miércoles, 31 de mayo de 2017

EL MONUMENTO A MORET COMO TRIBUNA PÚBLICA: VIVA LA REPÚBLICA.





Son muchas las utilidades que ha tenido la escalinata que sostiene el gran monumento a Moret a lo largo de la historia, desde el apunte directo al Ayuntamiento por las tropas golpistas al final del periodo republicano a lo que hoy vemos, lugar de encuentro de los amigos de los Pabellones, donde cada día, con su presidente Miguel Clares, dan alegría a lo que antaño fuese la principal plaza de la ciudad. 

Entre otros momentos mágicos vividos por esa escalinata, que ya no es la original, tenemos que señalar lo que allí se vivió el 13 de Abril de 1931, tras las numerosas manifestaciones que recorrieron a pie la ciudad de Cádiz con vítores a la proclamación de la II República tras el triunfo electoral en las principales capitales de provincia de España de la conjunción republicano-socialista.

Y es que al despedirse la cabeza de la manifestación principal, con los candidatos de la conjunción republicano-socialista, ésta se dirigió a dicho monumento, convirtiendo las escalinatas en una tribuna pública. Desde allí un orador improvisado recogía aplausos de los primeros grupos, sobre la verja que rodeaba a dicho monumento. El republicano Santiago Rodríguez Piñero, fue levantado en alto y tuvo que acceder a las escalinatas acompañado de un grupo compacto. En ellas, el orador republicano protestó airosamente por el resultado electoral surgido en Cádiz, donde Diego Caro Cancela, catedrático de Hª Contemporánea de la UCA, demostró que hubo un fraude electoral. El público fue creciendo notablemente entre vítores a la República. Seguidamente alzado por el mismo procedimiento, llegó a la tribuna el presidente del Partido Republicano Autónomo, Emilio de Sola, en torno al que se agolparon más de un millar de personas, mientras otros se iban uniendo desde las zonas próximas y desde Extramuros. Allí expuso que el objeto de toda la manifestación era que fuera destituido el alcalde, Ramón de Carranza, como consecuencia de la lamentable conducta electoral del domingo anterior.

Y así quedó constituido el primer discurso casi un prolegómeno de la proclamación de la República en la ciudad, que se produciría poco después, en los peldaños de la tribuna pública, del espacio del pueblo, que fue la escalinata del monumento a Segismundo Moret, y pronunciado por el que sería el primer alcalde del periodo republicano en Cádiz. 

jueves, 11 de mayo de 2017

UNA INTERESANTE PONENCIA. LOS OBISPOS DE CÁDIZ EN EL SIGLO DE LAS LUCES del DOCTOR FRANCISCO GLICERIO CONDE MORA.





El pasado 25 de Abril tuve la oportunidad de asistir a una ponencia del Doctor Glicerio Conde Mora en el Ateneo de Cádiz en la que disertó sobre una parte de su trabajo de investigación publicado Los Obispos de Cádiz (s.XIII-XIX) de la Editorial Publicia. 

En la charla pudimos conocer un poco más a los obispos que ocupan la Diócesis gaditana en el siglo XVIII.  Tras una introducción general sobre el origen y la evolución de la misma, entró en detalle con el primer obispo;

Fray Alonso de Talavera fue obispo de Cádiz desde 1696 hasta 1714, de la orden de los Jerónimos fue confesor real y estuvo en medio de la guerra de Sucesión. Tuvo que hacer frente en Cádiz a la pérdida de Gibraltar en 1704 y al ataque a Cádiz en 1702, además de la crisis de subsistencia de 1709. En su visita Ad limina que envía a Roma al Papa Clemente, nos contó el doctor Glicerio que se mencionaba Cádiz en una continúa crisis de subsistencia, apareciendo por las calles muchos mendigos. Este obispo cuido de manera importante el Seminario. 

Su sucesor fue Lorenzo de Armengual que sería obispo durante el periodo 1714 - 1730. Nacido en Málaga fue presbítero Capellán de su Majestad y sacerdote en Zaragoza. Con la firma del Tratado de Utrecht en 1713 se preocupa del tema de los católicos de Gibraltar, visitando la localidad. En 1722 comienzan las obras de la Catedral Nueva de Cádiz, en pleno apogeo comercial de la ciudad. También este obispo financia la Iglesia de San Lorenzo con su propia renta. Favorece el Hospital de las Mujeres. Su sobrino será quien lleve a la institución el San Francisco del Greco que conservamos. 

A éste le sucede Fray Tomás del Valle desde 1731 a 1776, un dominico formado en Ceuta, donde también fue Obispo. Era madrileño y pariente de Valle Inclán. Fue Capellán Mayor de Felipe V y Vicario General de la Armada. En su Ad Limina que Glicerio consulta en el Archivo Vaticano aparece que en Cádiz existes 7 conventos de frailes. Importante será su labor en el desarrollo del convento de las Carmelitas Descalzas y sobre todo en la creación del Hospital de San José en la isla de León. Las obras de la Catedral de Cádiz llegan hasta la bóveda durante su ejercicio. Será también el obispo que afronte el maremoto de Cádiz, escribiendo el 4 de noviembre su nota dando las gracias a la Virgen del Rosario. También tiene que afrontar la expulsión de los jesuitas en 1767, aunque en este caso, el dominico se manifiesta favorable a la Compañía de Jesús. 

El siguiente obispo en la lista sería Juan Bautista Cervera que estuvo durante el periodo 1772-1783. Este obispo fue antes de Canarias y pertenecía a los franciscanos descalzos. Era una persona interesada en la intelectualidad participando en la creación de sociedades como la de Amigos del País en Canarias. Amplía el Seminario de San Bartolomé de Cádiz y lo traslada al edificio de los jesuitas en 1777 con su famosa biblioteca.  Curioso es su acudida a Carlos III criticando las excesivas corridas de toros en la ciudad.

Tras Juan Bautista, llega José Escalzo, pamplonés, que estudia en el colegio de la Santa Cruz de Valladolid, y que será obispo de Cádiz de 1783 a 1790. Se preocupa también por Gibraltar y es durante su estancia como obispo cuando se divide a Cádiz en parroquias. Es el principal artífice de la creación de la Iglesia de San José que contó con sus armas episcopales hasta el siglo XX.

El último obispo de la centuria sería Antonio Martínez de la Plaza llegando hasta final de siglo. Granadino, era doctor en derecho, y como Juan Bautista fue antes obispo de Canarias que de Cádiz. Toma la diócesis en el comienzo de la caída de Cádiz y el inicio de las hostilidades con otros países. Ayudaría al hospital de la Santa Caridad y al de Mujeres, actuando también en Medina Sidonia y en la Casa Misericordia de San Fernando. La obra de referencia en su época será la Iglesia de San Juan Bautista en Chiclana. Moriría de fiebre amarilla en 1800.

Esto es sólo un esbozo de lo que Glicerio nos contó ilustrándonos con numerosas imágenes, y de lo que, para el lector interesado, puede encontrar en su libro, donde aparte del tema religioso se aborda de otra manera, y con otras fuentes, la historia de la ciudad de Cádiz. Enhorabuena compañero por tu ponencia.