domingo, 9 de abril de 2017

TANO Y EL CRISTO DE MEDINACELI

Recuperamos en esta ocasión un texto que escribimos en su día para el anterior blog que teníamos, Cádiz más cerquita que la mar, y el que ante las copias y publicaciones sin nuestra autorización ni siquiera nuestra cita, decidimos eliminar, y que fue el texto más visitado. Creemos que estando en la semana de pasión gaditana en estos momentos, es la hora de recuperarlo.

Publicado el 5 de junio de 2011

En esta nueva entrega vamos a relatar o resumir una historia que se comentaba en Cádiz y que Bartolomé Llompart recogió en uno de sus magníficos artículos el 1 de abril de 1964 en Diario de Cádiz, hablando de un suceso anterior. Yo tuve la oportunidad de leerlo en la publicación "El Cádiz de Bartolomé Llompart, De ayer a hoy", y la verdad que me llamó poderosamente la atención, y por eso, aunque faltándome claramente la capacidad comunicadora y la dialéctica de ese genio del periodismo gaditano, os intentaré resumir de la mejor manera posible en unas líneas en el blog.

Nos cuenta Bartolomé Llompart la historia de "el Tano", un pobre de Cádiz sin un duro, pero un pedazo de pan incapaz de hacerle daño a nadie sin meterse en líos, siendo muy extraño lo que le sucedió en una noche de Viernes Santo Madrugada....

foto: Onda Cádiz Digital
Eran las dos de la madrugada en la plaza de la Catedral cuando la cruz de guía avanzaba hacia las puertas de la Seo Gaditana, mientras Jesús de Medinaceli repetía una estampa que se perdió, la de pasar bajo el Arco de la Rosa, una compleja operación que era superada por los cargadores con una meticulosidad abrumadora, siendo una de las más bellas estampas que nos dejó la Semana Santa de antaño. 

De pronto, entre el silencio, una voz sin el mayor sentido de la armonía y la musicalidad, con un cierto tono que recordaba a una payasada, se abrió paso entre el sonido de la nada. Sólo un borracho o un anticlerical era capaz de romper la magia de la madrugada con una saeta parodiada de la peor de las maneras. El saetero siguió cantando la saeta y se enfrentó con el público que le gritaba - ¡Fuera! ¡A la cárcel!- hasta que tuvo que intervenir la policía y ponerle las esposas para evitar su resistencia.

fuente: postal de Todolección.


Entre el tumulto empezaron los primeros rumores: - ¡Pero si es el Tano! ¿Cómo ha podido hacer esto con lo buena persona que es?... Lo habrá traicionado el vino...

Nadie se fijó, ni se percató que en el momento de cruzarse con Jesús de Medinaceli y atado con sus esposas el Tano alzó sus manos hacia el Señor para decirle: " Lo prometido es deuda. Padre Jesús, ya vamos iguales, presos y esposaos". Mientras la gente seguía reprochándole su actitud: " Cállate borracho, que estás delante del Señor"....

A la mañana siguiente en comisaría se hablaba aún de los hechos. La noche había sido tranquila excepto por el altercado protagonizado por ese "borracho" que decían en comisaría que había alborotado en su inconsciencia la plaza de la Catedral.

Pero nada más lejos de la realidad. Tano estaba fresco, y en el calabozo se mostraba con sus cinco sentidos. Estaba cumpliendo una promesa que hizo en agosto al Señor, cuando uno de sus hijos enfermó de gravedad, y el Tano en un alarde de fe se fue a Santa Cruz a pedirle a Jesús de Medinaceli que pusiera bueno a su hijo, que volviera a jugar por la playa, y le prometió que si lo curaba acabaría la noche lo mismo que él, preso y "amarrao". Por eso Tano la lió de esa forma aquella noche que aún se recordaba a mitad de siglo en la madrugada del Viernes Santo.

Sin saber ciertamente su veracidad, Bartolomé Llompart relató la historia de tal forma en su artículo que era imposible que no la recogiera en este blog. 



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